La innovación siempre necesita un punto de partida, un reto por resolver, algo concreto que sirva de inspiración, que provoque el cambio. Sin retos por resolver, ya sean de los clientes o de necesidades internas, la innovación corre el riesgo de ser una moda, de no buscar nada de fondo sino solo las buenas intenciones de “ser innovadores”, pero sin sentido de negocio. La innovación necesita un propósito que impulse el cambio y nos evite recorrer el camino al Teatro de la Innovación.

Son 4 los detonantes más comunes para el desarrollo de un proyecto de innovación:

1) Retos del cliente. Necesidades no atendidas, cambio de hábitos de consumo, deseo de mejoras sustanciales en la funcionalidad, precio, calidad, tiempo de entrega; cualquiera de esos factores que generen insatisfacción en los clientes pueden convertirse en un provocador de cambios importantes, ya sea en la propuesta de valor o en el modelo de negocio de cualquier organización.

Un concepto muy útil para analizar las necesidades más indispensables del cliente es el Job to be done. Entender las preferencias o necesidades no satisfechas del cliente permiten construir el Value Proposition Canvas para ir más allá de las necesidades básicas y proponer elementos claros de diferenciación. Con esta herramienta podríamos asegurarnos de estar generando valor para el cliente.

2) Retos internos. Problemas en el costo, el gasto operativo, el rendimiento, la productividad, en las fallas, en los re-trabajos y todos aquellos temas que complican el cumplimiento de la promesa. No siempre el cliente sufre las consecuencias de estos problemas, pero si los sufre nuestro modelo operativo y se ve reflejando en el costo o en el gasto.

De la misma forma oportunidades de mercado o de satisfacción de cliente no logradas a cabalidad, son un síntoma de que estamos dejando oportunidades de margen en las manos de otros. Las oportunidades no son para siempre, o las aprovechas tú o alguien más lo hará.

Es necesario plantear la estrategia clara de hacia dónde se quiere ir y asegurarnos de generar valor tanto para el cliente como para la organización. La mejor herramienta para asegurarnos de generar valor para la organización es el Business Model Canvas.

3) El entorno. En el entorno sucede todo lo que no está bajo nuestro control, pero las respuestas y soluciones a los retos planteados siempre vienen de dentro de la organización. Conviene recordar que los temas críticos del entorno muchas veces afectan el comportamiento de los clientes (punto 1) y también del comportamiento de nuestro modelo.

Hace algunos años, la herramienta típica para analizar el entorno eran las 5 fuerzas de Porter; en los últimos años la herramienta del Business Model Design Space, es el complemento que Strategyzer ha planteado como la 3ª herramienta básica para el análisis de la generación de valor.

El Business Model Design Space permite analizar con mayor facilidad 4 temas clave: El entorno económico, la industria, las tendencias sociales y el comportamiento de nuestros segmentos de clientes.

4) La visión de quien dirige. No todo es mirar hacia dentro o al entorno y reaccionar, también hay una visión de futuro en las personas que dirigen la organización que permite adelantarse, intuir necesidades de las personas que todavía no se explican con claridad pero que están ahí. Las oportunidades surgen cuando esas necesidades no son resueltas de la mejor forma, pero que los clientes consumen lo que hay disponible en el mercado, aunque no estén plenamente contentos con esa solución.

Elaboracíon propia @japeraltag

También existe un propósito que sirve de faro para arrancar iniciativas, que incluso se salen de core-business actual, pero que tienen el potencial de resolver problemáticas no resueltas o bien ofrecer soluciones que mejoran exponencialmente lo actual.

Para esta visión herramientas como los círculos dorados de Simon Sinek y el Strategyc Guidance de Osterwalder, ofrecen la posibilidad de clarificar la visión y aterrizar en requerimientos concretos para el futuro.

El futuro exige abrirnos a nuevas alternativas que nos permitan un nuevo punto de partida, en ocasiones nos aferramos al status quo, a lo que ahora funciona bien, pero perdemos de vista que los modelos de negocio caducan, que las necesidades de las personas van cambiando y que necesitamos ofrecer nuevas propuesta de valor que recojan las necesidades, las preferencias y que resuelvan aquellas cosas que los clientes no son capaces de explicar con claridad pero que al resolverlas se les ofrece un valor relevante.

La innovación implica riesgos, el cambio siempre implica riesgos, pero se trata de riesgos que se pueden gestionar poniendo como faro la generación de valor. Lo esencial de la innovación es la generación de valor de forma permanente, un valor compartido para el cliente, para la organización, para la sociedad.

Jorge Peralta

@japeraltag

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